En casa, la verdad, es que somos algo raros.
Mi hijo, de pequeño, decía a sus amigos que quería tener una madre normal. Para él una madre normal es que regañara y esas cosas, pero a mi, la verdad, siempre me ha dado mucha pereza.
Más tarde, cuando mi hijo se independizó, llamaba la atención que la relación la tuviésemos por email, seguíamos siendo unos padres "raros".
Ahora, el que me parece raro es mi hijo a mi.
Siempre ha tenido varios blogs más o menos activos, pero el último que ha creado, y que me he enterado por Jc se lo escriben un millón de monos.
¿Un millón de monos?
¿Sobre temas de corazón?
Pero si él de corazón no controla, ni siquiera tiene televisión en su casa.
Tampoco creo que lea las revistas, podría ser en la peluquería, pero es un local que frecuenta una vez por año.
Raúl, esta vez si que te has superado, ya los cables con los que hemos jugado para medir emociones, o empujar el ratón con la mente, me parecen juguetes infantiles.
Ahora que lo pienso, ¿por qué no pones al millón de monos a trabajar por ti, y tú te puedes dedicar a investigar que es lo que más te gusta?
Seguro que estás en ello....
Raúl, sabes que te admiro y que te quiero.